Juntanza es una palabra inexistente en la RAE pero presente en el contexto político contemporáneo del país. Diversos colectivos de mujeres negras del pacífico colombiano la usan para expresar sus procesos territoriales de resistencia y re-existencia desde una perspectiva de género, enfatizando en los encuentros de las mujeres, las ganas de estar juntas para darse fuerza, curarse y seguir viviendo ante las heridas y dolores que la guerra ha producido y sigue produciendo en sus vidas y territorios. Es una palabra que se ha ido posicionando en el escenario político nacional, y en las prácticas políticas de diversos colectivos feministas, jóvenes, barriales, de estudiantes.
Es una palabra cuya sonoridad nos anima pues su forma gramatical articula acción y efecto al mismo tiempo, es femenina, posiciona lenguajes y prácticas de mujeres negras, invita a ser materializada casi inmediatamente en actos. De hecho, es una palabra que hemos incluido en nuestro vocabulario para reafirmar relaciones personales, familiares, laborales, académicas. Estar en juntanza nos invita a aprender con otras y otros y hacer cosas en colectividad.
Vale la pena recordar que la Juntanza feminista existe desde hace un año como realidad organizativa que aglutina diversos movimientos de mujeres y que en el contexto de las elecciones presidenciales de este año ha hecho un trabajo en los territorios, en los barrios, en las canchas de fútbol, en las ollas comunitarias, articulando luchas y acciones para visibilizar las problemáticas que vivimos las mujeres, así como las acciones cotidianas, de menor o mayor escala que son puestas en marcha para lograr transformar las cosas.
Enfrentados a candidatos autoritarios, machistas y misóginos, el trabajo de la Juntanza Feminista se ha hecho más necesario en los territorios y a nivel nacional, para evitar retrocesos en el camino avanzado hacia la paridad de los derechos de las mujeres.
Como investigadores e investigadoras, profesores y profesoras, madres, padres, estudiantes, activistas, líderes, comprometidos y comprometidas con avanzar en el camino contra la discriminación y la equidad de la mujer, así como con el futuro y los derechos ambientales, sociales, culturales, de género de las poblaciones amazónicas apoyamos como CEPAM esta importante movilización a favor de los derechos de las mujeres amazónicas.
Los principales puntos que queremos subrayar en el contexto de este Pañuelazo son los siguientes:
1. Los territorios de la Amazonia han sido ampliamente maltratados por modelos de economía extractivista: petróleo, minería, maderas, así como por monocultivos y ganadería que han deteriorado la vida de sus habitantes indígenas y campesinos. Defender una economía que respete el ambiente es prioritaria, urgente y debe ser intercultural, donde los saberes femeninos en torno a la partería, las plantas, los alimentos sean importantes en el diseño de políticas dirigidas hacia la soberanía alimentaria y el cuidado de las relaciones entre los diversos seres que habitan el planeta.
2. Las mujeres indígenas de la Amazonia han venido fortaleciendo espacios de participación política, y es importante que sean apoyadas a través de mecanismos que les permitan ampliar dicha participación, afirmando sus propias agendas de acciones afirmativas y sus formas de liderazgo.
3. En la Amazonia muchas mujeres crecen sus hijos solas, sin la participación de los padres quienes no asumen sus responsabilidades. Nos interesa insistir en la importancia de políticas que garanticen la autonomía económica de las mujeres, reconociendo el trabajo no remunerado en casa, accediendo a mejores condiciones laborales y que no se siga depositando solo en ellas el trabajo de cuidado.
4. La Amazonia registra altos índices de violencia basada en género, violencias sexuales, trata de mujeres, prostitución infantil. Destacamos la importancia de seguir denunciando y contrastando estas violencias, no permitiendo que queden en el silencio ni en la re-victimización institucional o pública de las mujeres que las han sufrido.
5. La Amazonia sigue manteniendo altos niveles de maternidades precoces y en ese sentido nos interesa llamar la atención sobre cómo la institucionalidad de la región debe concretizar en políticas públicas de educación sexual y salud la sentencia de la Corte Constitucional que legalizó el aborto, descriminalizando a las mujeres y acompañándolas y respetando la decisión que quieren tomar.
6. Finalmente, el CEPAM se suma a este Pañuelazo para combatir todas las discriminaciones, sexismos y desigualdades que se siguen reproduciendo.
Elaborado por Salima Cure, Valentina Nieto, María Teresa Urueña y Marisol Rodríguez, investigadoras del CEPAM.