Reflexiones sobre REDD+ en la Amazonia colombiana

Lina Maria Hurtado

Lina María Hurtado

Administradora de Empresas, Magíster en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Amazonia y Doctora en Geografía de la Universidad Federal Fluminense de Rio de Janeiro (UFF). Integrante del CEPAM.

Investigadora

REDD+ es un mecanismo creado por las Naciones Unidas para mitigar el cambio climático por medio de la Reducción de las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación de los bosques.

Amazonia, deforestación y crisis climática

deforestación amazonia
© @wirestock / Freepik

La Amazonia ha pasado a ocupar un papel central en las discusiones para encontrar una salida a la crisis climática. Han dicho que es un “gran sumidero de carbono”, aunque en otros momentos dicen que no lo es, pues afirman que la selva amazónica está emitiendo 1000 millones de toneladas más de carbono del que absorbe cada año[1]. También han venido proliferando unos discursos sobre “salvar la Amazonia”, sin embargo, no es muy claro de qué o de quién la quieren salvar. Parece que se refieren a salvarla de los procesos de deforestación. Sin embargo, las acciones para salvarla son un reencauche de viejas estrategias, como por ejemplo la militarización de territorios, que se vuelcan hacia los eslabones más débiles de la cadena de deforestación como ya lo han dicho diferentes informes y declaraciones[2], así como colocar la respuesta en el mercado, como por ejemplo el de carbono, u otras soluciones empresariales que se dicen verdes y limpias.

La crisis climática ha llevado pues a que hoy se trabe una disputa por los últimos reductos de naturaleza, aquellos que ya han sido declarados áreas de conservación, parques nacionales naturales, Reservas o Resguardos Indígenas, Consejos Comunitarios, Consejos Indígenas, Reservas Campesinas, entre otros. En fin, territorios donde podemos encontrar horizontes de sentido, pero también sistemas de conocimiento que han conseguido vivir con y no contra la selva[3] y que nos muestran que hay otros mundos posibles, otras formas de ser y estar. Todo indica que es la Amazonia con sus pueblos, quienes pueden salvarnos, y no que sea necesario que alguien o algo pueda salvarla.

Lo cierto es que los procesos de deforestación avanzan sobre la región. La Amazonia colombiana concentra la mayor proporción de cobertura boscosa natural de Colombia, con un poco más del 66.6% del total nacional (IDEAM, 2020). Sin embargo, también concentra la mayor parte de la deforestación nacional. En 2019, la pérdida de bosque representó el 62% con 98.256 ha deforestadas (IDEAM, 2020) y aunque esto implica una reducción si se compara con los dos últimos años, los efectos siguen siendo graves y los intereses económicos que la motivan no parecen disminuir.

REDD+ Y EL MERCADO VOLUNTARIO DE CARBONO

Reflexiones sobre REDD+ en la Amazonia colombiana
Selva amazónica | © Alonso Quevedo Gil / Flickr

Para frenar la deforestación en la Amazonia, se han puesto en marcha acciones relacionadas con el ajuste y formulación de diferentes instrumentos de planificación, así como el diseño de estrategias para controlarla. No obstante, ha tenido destaque una securitización de lo ambiental que se expresa en la militarización de territorios, así como la implementación de soluciones basadas en el mercado, como el mercado de carbono, entre las cuales se cuenta el mecanismo de mitigación del cambio climático de Reducción de las Emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques, más conocido como REDD+, enmarcado en las decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio (CMNUCC).

REDD+ tiene por objetivo reducir las emisiones y remover los Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la implementación de actividades de (1) reducción de las emisiones debidas a la deforestación, (2) reducción de las emisiones debidas a la degradación forestal, (3) conservación de las reservas forestales de carbono, (4) gestión sostenible de los bosques, y (5) incremento de las reservas forestales de carbono.

REDD+ EN COLOMBIA

Colombia fue uno de los países que impulsó la definición del mecanismo REDD+ como una estrategia para contribuir a la mitigación del cambio climático, reducir la deforestación y potenciar acciones para la conservación de los bosques. Inició su proceso a través de la Estrategia Integral de Control a la Deforestación y Gestión de los Bosques, formulada en 2018, y el desarrollo de iniciativas de implementación temprana REDD+ que buscaban conectarse con el mercado voluntario de carbono.

En 2015, el país suscribió el Programa Visión Amazonía (VA), un mecanismo de pago por resultados basado en el rendimiento de las reducciones de emisiones verificadas de la prevención de la deforestación, en alianza con los gobiernos de Alemania, Noruega y el Reino Unido. Si bien es cierto que esa iniciativa ha jugado un rol clave en la dinamización de los procesos de ordenamiento y gobernanza territorial con comunidades indígenas, también ha financiado una gran variedad de proyectos que estando asociados a la reducción de la deforestación o al fortalecimiento de la conservación de bosques no se han articulado para lograrlo.

El mercado voluntario de carbono avanza a paso acelerado en la Amazonia. Hasta noviembre de 2021 existían 48 proyectos REDD+ inscritos en el Registro Nacional de Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (RENARE) en fases de factibilidad la mayoría, algunos en formulación y pocos en implementación, localizados en los departamentos de Amazonas, Caquetá, Putumayo, Guainía, Guaviare, Putumayo Vaupés, Vichada, Nariño y Meta, la mayoría con/sobre resguardos indígenas y una minoría con/sobre comunidades campesinas principalmente en el sur del Meta.

REDD+ EN COMUNIDADES INDÍGENAS DE LA AMAZONIA COLOMBIANA

niño indigena
Foto: Maritza Umirez.

La proliferación de proyectos advierte que hay una demanda del mercado y un interés de organizaciones indígenas por participar en este mecanismo y alerta sobre una potencial fragmentación territorial y del modelo de ordenamiento y manejo del territorio en su implementación.

Algunas comunidades se han opuesto al desarrollo del mecanismo. En cambio, otras a través de sus organizaciones han identificado en REDD+ una oportunidad para exponer su problemática y obtener ingresos para fortalecer los procesos de gobernanza territorial.

Organizaciones regionales como COICA y OPIAC han propuesto e impulsado el REDD+ Indígena Amazónico (2010) en el cual han pretendido reorientar la aplicación del mecanismo con pueblos indígenas, adecuándola a su cosmovisión, derechos y propuestas, con aplicación en territorios de CMARI y AZICATCH en Colombia. Así mismo en 2019 la OPIAC formuló el “Enfoque y propuesta sobre ambición y contribución climática indígena, retribución equitativa y cultural y planes de vida”.

Entre las principales críticas de diferentes sectores a la puesta en marcha de este mecanismo, se cuentan:

  1. La falta de garantías de algunos contratos, pues se llevan a cabo sin cumplir el proceso de consulta previa y transparencia.
  2. Una fragmentación del territorio pues dan gran importancia a los bosques y a los servicios ecosistémicos, y desplazan a los pueblos indígenas[4].
  3. Algunos desarrolladores borran la relación con los indígenas como pueblos con derechos culturales y territoriales, y les proponen un papel de beneficiarios[5] .

Estas preocupaciones son válidas, pues en algunos territorios indígenas los carbon cowboys han negociado contratos lesivos y altamente inequitativos con comunidades indígenas.

Otros riesgos identificados en el marco del mercado voluntario de carbono están relacionados con las diferentes opiniones sobre el régimen de propiedad de los servicios ecosistémicos del bosque, y de quién tiene la facultad legal de obtener los beneficios económicos que se derivan de su venta, lo cual se hace más complejo en áreas de superposición con áreas de conservación como los Parques Nacionales Naturales.

De otra parte, las salvaguardas para REDD+, entendidas como las reglas del juego para fomentar beneficios sociales y ambientales, y disminuir posibles riesgos en la implementación de dicho mecanismo, deberían garantizar la protección de los derechos culturales y territoriales, así como respetar los mecanismos de gobernanza ambiental. Sin embargo, en Colombia no ha habido una obligatoriedad en su cumplimiento para el mercado de carbono, pues no se han adoptado oficialmente.

Hoy por ejemplo no es claro si debe llevarse a cabo el proceso de consulta previa en territorios indígenas, y los proyectos tampoco son supervisados por autoridades ambientales regionales o nacionales.

CONCLUSIÓN SOBRE REDD+ EN LA AMAZONIA COLOMBIANA

REDD+ se presenta como alternativa para el control de la deforestación, pero ha sido clasificada por sectores más críticos como una “falsa solución” para las crisis ambiental y climática, pues no ha sido articulada con la imposición de límites al crecimiento económico.

Los países pueden reportar el cumplimiento de sus metas, manteniendo e inclusive aumentando las emisiones desde que comprueben una captura equivalente a las emisiones anuales, a través de diferentes tipos de proyectos, incluidos los REDD+. Así pues, la responsabilidad ambiental y climática es transferida para los territorios biodiversos[6].

Este mecanismo también ha sido clasificado como un “incentivo perverso” pues busca proteger los bosques que están en riesgo de ser deforestados compensando los propietarios que evitan esa práctica, con lo cual puede por el contrario incentivarla para obtener dicha compensación.

Frente a la diversidad de actores y perspectivas relacionadas con la implementación del mecanismo REDD+ en la Amazonia Colombiana, así como de la proliferación de información de diferente calidad y el avance de estas iniciativas sobre la región, resulta de gran importancia generar espacios conversación sobre estos procesos.

La Universidad tienen una función central en este ejercicio como espacio de encuentro, debate y construcción de pensamiento crítico, así como de formación y aprendizaje con los protagonistas.


[1] https://events.globallandscapesforum.org/es/amazon-2021/

[2] (GARZÓN J.C., 2020)

[3] Esta propuesta de pueblos con y no contra la naturaleza se inspira en las ideas de Carlos Walter Porto- Gonçalves colocadas en diferentes artículos y conferencias, en particular en su libro Globalización de la Naturaleza y Naturaleza de la Globalización.

[4] (ULLOA, 2013)

[5] (ESTRADA, 2020)

[6] (PACKER, 2012) (MORENO, 2009)

bibliografía

ESTRADA, M. (22 de julio de 2020). Mercados de Carbono en Territorios Indígenas. Entre vacíos jurídicos, engaños y oportunidades económicas. Obtenido de PID Amazonia: https://www.pidamazonia.com/content/el-desarrollo-de-proyectos-redd-en-territorios-indigenas

IDEAM. (9 de Julio de 2020). IDEAM. Obtenido de http://www.ideam.gov.co/documents/10182/105413996/presentacionbalancedeforestacion2019/7c9323fc-d0a1-4c95-b1a1-1892b162c067

MORENO, C. (2009). Mudanças climáticas e os elementos da colonialidade atual. Buenos Aires: Asociación Latinoamericana de Sociología.

PACKER, L. (2012). Capitalismo “Verde” – Como os Novos Mecanismos Jurídicos e Financeiros Preparam o Mercado para a Economia. En D. D. Bartelt, Um campeão visto de perto. Uma Análise do Modelo de Desenvolvimento Brasileiro (págs. 118-132). Rio de Janeiro: Heinrich-Böll-Stiftung.

ULLOA, A. (2013). Controlando la naturaleza: ambientalismo transnacional y negociaciones locales en torno al cambio climático en territorios indígenas en Colombia. Iberoamericana, 13(49), 117-133. Obtenido de https://journals.iai.spk-berlin.de/index.php/iberoamericana/article/view/362/36

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