Rincón Literario

Reseña "Changó, el gran putas" Manuel Zapata Olivella

German Alfonso Palacio Castañeda

Germán Palacio

Director CEPAM

Abogado e historiador. Doctor en Historia de Florida International University. Profesor e investigador de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Amazonia. Director del CEPAM.

Manuel Zapata Olivella. Changó, el gran putas. (Bogotá: Penguin Random House, Primera Edición: 2023).vv

Esta obra es una edición conmemorativa publicada originalmente en 1983. El escritor de Lorica, Córdoba, produjo un texto de un género inclasificable. Aunque lo parezca, en algunos aspectos, no es una novela histórica porque al interior de cada historia no sigue una cronología convencional porque está cruzada de vivos y ancestros, aunque cada parte del texto sí refleja una época distinta. Quizás se podría decir que es como una especie de fresco, pero más que un tríptico, como el “Jardín de Las Delicias” de El Bosco, es un “quíptuplo” con historias dentro de historias que recorren cinco épocas del Jardín de las Infamias a las que fueron sometidas las poblaciones africanas desde que fueron traídas al Nuevo Mundo hasta pasada la segunda mitad del siglo XX. Cada parte del libro refleja períodos y localizaciones de diferentes lugares americanos, como parte de la historia de la experiencia Atlántica que, desde el siglo XVI, conectó al Nuevo Mundo con Europa y África.

Seguramente el punto a discutir no es la clasificación sino la riqueza del texto. El primero de los cinco libros que componen esta epopeya de la experiencia africana en América se llama “Los Orígenes”, la época que dio lugar al encuentro de los africanos con la “Loba Blanca”, es decir Europa. Seguramente los diestros navegantes portugueses abrieron la puerta a los exploradores europeos, una historia en que comerciantes armados hasta los dientes de origen portugués, holandés, inglés y francés, principalmente, colocaron bodegas en el litoral africano, aseguraron enclaves y, aprovechando una institución ya existente en ese continente, cazaron o comerciaron a habitantes de África Subsahariana para transportarlos a América con el propósito de ser vendidos como esclavos en sus colonias y en las españolas también. No se a quién se le ocurrió que el capitalismo se distingue de la Edad Media en que el saqueo es el mecanismo por excelencia de acumulación, mientras que el capitalismo es trabajo libre no forzado, acuerdo de voluntades. Pues la historia de esa interacción Atlántica es un relato de los orígenes del capitalismo asociado al saqueo de fuerza de trabajo humana y de trabajo forzado. Una especie de combinación de todas las formas de explotación del trabajo humano y de la naturaleza.

La narrativa del texto se resiste a la cronología convencional porque en la captura, la trata y el flujo marítimo, Zapata Olivella tiene siempre presente a los ancestros africanos conversando con los infelices capturados o secuestrados. Esta historia conecta permanentemente a los vivos con los muertos en una lucha entre el Gran Changó con la Loba Blanca. Fueron llevados a América, cuando en el Nuevo Mundo se presentaba una catástrofe demográfica por las enfermedades llevadas en los barcos europeos. Los más tempranos efectos de esa calamidad se sintieron primero y principalmente en El Caribe. Más tarde, con propósitos económicos para enraizar y hacer exitosas las plantaciones, particularmente el azúcar, y para el servicio doméstico de los nuevos amos. Ocurrió además del Caribe, en Brasil, Colombia, Venezuela, los Estados Unidos, Ecuador, Perú y México, estos últimos en menor medida, pero también recibieron mano de obra africana.

El segundo libro se refiere al “Muntú” americano, el aterrizaje forzoso de esclavos en América que va a incluir importantes figuras coloniales en Cartagena y sus alrededores, tales como el sacerdote compasivo, San Pedro Claver y el rebelde y sublevado Benkos Biojó. Ellos, intersectados por la infame presencia de la Inquisición, el terrorífico aparato de control social, de género y racial con máscara espiritual montado por la monarquía y la Iglesia, para gloria del Señor, que marcará la historia de nuestros países dejando un legado cultural de persecución a los disidentes de todo tipo.

El tercer libro afronta la experiencia haitiana que incluye la rebelión de los vudús, la lucha de los cimarrones contra los dueños de plantaciones francesas que tiene un desenlace fatal para ellos. En medio de la turbulencia, tribulaciones y colapso de la nobleza francesa, producto de la competencia entre los intereses de reyes británicos y franceses y el ascenso revolucionario de la burguesía en Francia, Haití precede las luchas de independencia coloniales en América Latina. Desde la isla de Santo Domingo flota por las posesiones iberoamericanas, después de la independencia de las 13 colonias que conformaron a los Estados Unidos, la posibilidad de que la Independencia de comienzos del siglo XIX fuera una revolución política combinada con una racial. Esta situación acabó asustando a los criollos hispanos posteriormente, ya que la Constitución de Toussaint de L´Ouverture abolió la esclavitud. Entretanto, el famoso mulato general Petión, hijo de hacendado francés, quien recibió y ayudó a Simón Bolívar antes de sus exitosas incursiones en el continente suramericano, no es celebrado por Zapata Olivella. Sus razones tendría: ¡investíguelo usted!  Es curiosa tanta celebración de la Constitución de los Estados Unidos cuando la Constitución haitiana se anticipó a todos los demás países americanos en materia de la abolición de la esclavitud: honra para los haitianos y sospecha de racismo histórico, se podría pensar, hasta cuando se demuestre lo contrario.

El cuarto libro es el más bizarro y fragmentario, pero retrata en esa mezcla entre muertos y vivos, hombres, espíritus y otros animales que se despliegan durante el texto completo, figuras de épocas revolucionarias, en lo que el autor subtitula como “Sangres Encontradas”. Aquí trae a colación a héroes de la Independencia o personajes del ocaso de la colonia de la época, con orígenes raciales mixturados como el gran prócer venezolano Simón Bolívar, el caribeño de Río Hacha, José Prudencio Padilla, el artista y escultor de Minas Gerais, Aleijandinho y el mexicano y olmeca, José María Morelos, aparentemente con alguna raíz africana. Todos ellos de sangres mezcladas que componen ese capítulo que controvierte o hace ambigua la visión de que los mulatos tienden a ser traidores o a blanquearse y que, a veces, el autor pone a flotar en el texto. No considera otro elemento que es interesante. Mientras que en Anglo América todo el que tiene un trazo, gota, rastro de afro tiende a ser considerado afro, al contrario América Ibérica donde el que tiene un trazo de europeo tiende a no ser negro.  

En el último libro, los ancestros combatientes aparecen en la historia de los Estados Unidos y de Jamaica, lo que incluye a las figuras más recientes de Malcom X y las visiones Rastafarias que abordan la diáspora africana y el panafricanismo que resulta de la experiencia en América, aunque se inspira o enraíza en conexiones con el Emperador Haley Selasie de Etiopía, de los pocos países africanos que resistieron a la imposición colonial europea del siglo XIX y la primera parte del siglo XX. A través de ellos se vuelve más diáfana la idea de que esta lucha debe liberar a la humanidad de la herencia blanca ya que ese es el mandato de Changó, el gran putas. Recogiendo la experiencia de lucha en los Estados Unidos, Zapata recoge la idea de que la guerra de secesión en ese país les devolvió a los afros la libertad, pero, paradójicamente, la libertad los devolvió a algo diferente a la esclavitud, aunque bastante dramático también, sometiéndolos a una nueva fusión malévola de capitalismo y racismo.

El libro es arduo de leer, sobre todo para un lego en la materia como es mi caso. Para atenuar mi autocrítica, digo que esa situación de relativo desconocimiento es generalizada y es probablemente el sello de muchos americanos, particularmente, si no tenemos en mente la experiencia afro, lo cual es lamentable y notable. Sin embargo, uno se pregunta, ¿Qué habría pensado Zapata Olivella sobre la victoria electoral de un mulato americano como Barak Obama en los albores del siglo XXI?. Quizás más golpe le hubiera producido saber que, actualmente, un afrodescendiente chocoano fue nombrado embajador colombiano y más recientemente fue convertido en ministro de Relaciones Exteriores. Y, qué decir del triunfo de la vicepresidenta de Colombia, la afrodescendiente de raíces caucanas, Francia Márquez. Zapata Olivella habría tenido que controvertir por twitter y su sucedáneo X y por otras redes sociales el racismo no sólo de las élites sino de los que se creen de mejor familia, sabiendo que esa pretensión no les sirve para nada más que para vivir engañados.

Changó no es un libro para leer de corrido, sino a ratos. Como ya lo anunciaba, lo digo sin estar totalmente seguro de haber sido completamente fiel al autor, pero creo haber entendido y comunicado lo central. No lo sé de cierto, pero creo haber hecho un buen esfuerzo. Afortunadamente, en el país ya hay expertos para seguir consultando. Este es el caso de William Mina, quien presenta al autor al comienzo del libro; Medardo Arias Satizábal, Yolanda Arroyo Pizarro, Alfredo Vanín Romero, Claudia Leal, Patricia Vargas y otros distinguidos intelectuales a quienes presento excusas por no nombrarlos en un área de conocimiento e investigación que requiere mucho más esfuerzo y trabajo.

Estas investigaciones deberían solidarizarse y reforzar lo hecho ya por autores gringos asociados a “Critical Race Theory” que está siendo frontalmente atacada por el supremacismo blanco de los republicanos en varias partes de los Estados Unidos, incluida Florida. Se convirtió esta idílica península subtropical en un lugar soñado para que nuestro inefable Procurador pirómano Alejandro Ordóñez pudiera estar feliz de quemar libros. Por mi parte, me permito invitar, no sólo a afros sino a todos los descendentes de países latinoamericanos, particularmente de Colombia, Brasil, el Caribe, Venezuela, Ecuador o Perú a que redefinamos el significado de latinoamericano. De ese modo, podríamos incorporar más adecuadamente la experiencia afro para que seamos conscientes de la carga racial y la invisibilización de los compañeros del viaje anticolonial que la actual coyuntura exige de modo que conversemos sobre lo que la presencia de la diáspora africana profundamente implica en nuestras propias vidas cotidianas.

Leticia, 22 de Julio de 2024.

RESEÑAS ACADÉMICAS CEPAM

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Manuel Zapata Olivella. Changó, el gran putas. (Bogotá: Penguin Random House, Primera Edición: 2023).

Reseña de: Germán Palacio.

1 comentario en “Reseña «Changó, el gran putas» Manuel Zapata Olivella”

  1. Clara Helena Paluca.

    Muy buena reseña pues complementa la visiøn de la llamada «libertad» ofrecida a los esclavos dentro de «la fusion
    malëvola de capitalismo y racismo» y señala tambi€n la reseña
    la importancia de la deficiøn de nuestra propia identidad africana en la historia para entender porque la supremacia blanca en el poder.

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