Reseña «Dónde estás, mundo bello» Sally Rooney

Germán Palacio

Abogado e historiador. Doctor en Historia de Florida International University. Profesor e investigador de la Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia.

Director CEPAM

Sally Rooney, Dónde estás, mundo Bello. (Bogotá: Penguin Random House Grupo Editorial, 2021) Reseña de Germán Palacio

             Dónde estás, Mundo Bello es la tercera novela de Sally Rooney, una joven escritora irlandesa, que raya apenas con tres décadas de vida. Para una edad tan corta, su éxito literario nos obliga a preguntarnos si ¿estamos frente a una estrella rutilante y precoz?

             Antes de proponer una respuesta, es importante establecer los elementos centrales de la novela, que propone una trama de conversaciones íntimas y personales con un juego de cuatro personajes, de los cuales dos mujeres protagonistas, Alice, escritora de fama y Eileen, crítica literaria, y dos personajes masculinos, con roles de soporte, Felix, un operario y Simon, un burócrata de causas nobles, se entrelazan a través de la novela.

Se trata de un grupo de millenials, es decir, nacidos a fines de la década de 1980 que dieron vuelta a la esquina del siglo XX, una época marcada por dos acontecimientos claves de la historia mundial: a) el derrumbe de la Unión Soviética y la decadencia de los ideales del socialismo que, por un siglo largo, desafiaron a las economías capitalistas; y b) el derribamiento del Muro de Berlín, con una consecuencia central: la victoria de las economías de mercado y el inicio del reinado del neoliberalismo, así como la proclamación de la democracia como un régimen de gobierno indiscutible (Fukuyama). Esto tiene ramificaciones importantes que las protagonistas perciben de manera cristalina, tales como el desarrollo de sociedades de consumo exacerbado, corroídas por una crisis ambiental planetaria, el colapso de los sistemas generales, dice una de ellas en sus intercambios epistolares, que fluyen a través de correos electrónicos.

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             Efectivamente, los personajes están enredadas en una sociedad transformada radicalmente por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: no sólo cartas entregadas por correo electrónico, fotoshop y WhatsApp, sino citas amorosas convenidas por aplicaciones tales como Tinder, y celulares incansables con herramientas que permiten la comunicación instantánea, como si el tiempo y el espacio hubieran colapsado. Las cartas repartidas por el cartero, escritas a mano, con tachaduras y enmiendas, que huelen a tinta y papel, dejadas sobre la mesa de noche para ser leídas en algún momento posterior, siempre con riesgo de refundirse o no llegar a su destino, quedaron en el pasado y sólo tendrán un sentido romántico, en una época en que ya no se puede perder el tiempo. Nada nuevo del todo desde cuando las iglesias de fines de la Edad Media en la península itálica empezaron a marcar rigurosamente las horas y suele localizarse los orígenes del capitalismo y de un mundo basado en la idea de que el tiempo es oro. Las millenials no parecen ser tan conscientes de que el ritmo y la velocidad alucinante de la vida cotidiana que les tocó vivir, tiene una trayectoria de más de 5 centurias: longevidad del fenómeno, pero novedad de la aceleración.

             Esta aniquilación del espacio tiene mucho potencial, que los personajes aprovechan, a pesar de las apariencias y de algunas ideas sobre que el tiempo presente es de decadencia y el pasado fue mejor. Una prueba de ello es que Eillen es capaz de inventar una relación erótica a punto de puro verbo, telefónicamente, desde Dublin en un momento de soledad, cuando llama a Simon quien está en Londres, todavía trabajando, casi a media noche, como es descrito en uno de los mejores capítulos del libro (Cap. 7). Muy natural y espontáneamente, esta pareja desemboca en una “corrida” memorable.

             A contracorriente de estereotipos de género convencionales, en que los hombres son los que despliegan la gran retórica socio-política, en esta novela las mujeres poseen y exhiben un discurso socio-político lo que les permite caracterizar la sociedad actual como un mundo en decadencia, en contraste con los hombres, cuyo trabajo es más enfocado y prosaico. Por ejemplo, en el capítulo 4, Eileen le expresa a Alice, en un párrafo contundente, una sensación de fragilidad en un mundo de miseria y degradación que la pone triste. Una era llena “de ropa barata, comida importada y envases de plástico” (Pg. 41) Y agrega: “la gente cree que el socialismo se mantiene por la fuerza (…) pero no reconoce que el capitalismo se mantiene exactamente por la misma fuerza, pero en sentido contrario, la protección forzosa de los acuerdos de propiedad existentes” (Pg. 41). Esta crítica no deja de lado un signo de fines del siglo XX, que es la crisis ambiental. Parafraseando a Eileen, los ahogamientos de refugiados y los desastres del cambio climático son manifestaciones de una crisis que, propongo, debe ser analizada desde la ecología política contemporánea.

             No es sólo Eileen quien vive desconsolada. Alice, por ejemplo, a pesar de ser una joven escritora famosa que no tiene reparos en afirmar que es rica gracias a su éxito editorial, considera que la novela, el género a que ella se dedica, realmente no le aporta nada al mundo y trata de sortear con autojustificaciones las potenciales incoherencias intelectuales y espirituales a que esta situación la arroja.

             A pesar de que son las mujeres quienes ocupan el protagonismo de esta narrativa y los hombres son relegados a un segundo plano, son ellas, jóvenes brillantes, las inestables emocionalmente y en ese punto los dos hombres, Felix y Simon, juegan un papel crucial en sus vidas. De un lado, Alice ha seleccionado de manera improbable a un simple operario de una gran empresa como su cita en Tinder, después de revisar y repasar su perfil en esta aplicación que aspira a hacer encontrar amorosamente a individuos afines pero perdidos en la soledad de la multitud contemporánea. Así, es difícil que, al comienzo, el lector entienda la razón por la cual la escritora famosa escoja a un simple proletario, sin mayores aspiraciones. Al final de la novela se revela este acertijo cuando Alice, se explaya de manera cruel contra sus amigos, particularmente, su parcera del alma, Eileen, pero es Félix quien la saca de su lúdica autoflagelante y le trastorna su juego masoquista, advirtiéndole que, a pesar de su pasado poco ejemplar y su rudeza, no la va a agredir, si es eso lo que busca.

             De otro lado, Simon, un católico irlandés, franco, confeso y apacible, un firme enamorado impenitente de Eillen, con su actitud mansa pero inamovible, es quien la salva de su pesadilla emocional para que, sin condiciones, ella se reconcilie en el amor de su antiguo mejor amigo. Ya en un capítulo anterior, Eileen le había expresado su preocupación a Alice en relación con su reloj biológico, un cambio importante ya que en el pasado no se había preocupado en absoluto en el tema, pero empieza a apremiarla cuando se llega a los treinta. Al final de la novela, Eileen y Simon conciben un bebé, a quien, a pesar de todo su escepticismo social, deben “intentar en construir en cualquier caso un mundo en el que puedan vivir”, le dice Eillen a Alice (Pg. 321). En ambos casos, las dos millenials inteligentes, exitosas y críticas de la sociedad de su infortunio, sobreviven y se aferran a ellos, Felix y Simon, quienes son como pedazos de madera que les sirven de salvavidas para un par de náufragas emocionales.

             Quienes ya sorteamos más de medio siglo en la Tierra, algunos de los desafíos y comportamientos de las millenails pueden parecernos incomprensibles, pero mucho podemos aprender de su experiencia y reflexión sobre el mundo contemporáneo. Esta es la historia del doloroso salto de la adolescencia a la adultez de dos millenials en búsqueda de un mundo bello, no necesariamente perdido, pero sí refundido, para una generación de cambio de siglo que vive en un sociedad política, económica y ambientalmente tumultuosa y confusa, como rezaba la invitación de la Bienal de Liverpool de 2018 que llevaba el mismo título en inglés de este libro: Beautiful World, Where Are You?

En la versión en castellano que leímos, su portada dice: “Autora de Gente normal”. Lo que nos permite pasar a responder la pregunta inicial de esta reseña, es decir: ¿estamos frente a una estrella rutilante y precoz?  Probablemente sí, aunque yo no haya leído Gente Normal, sobre la cual sospecho que es una gran novela por su éxito editorial, por lo cual le concedo el beneficio de la duda, pero me genera una segunda sospecha. ¿Será que Dónde Estás, Mundo Bello hace parte de una estrategia comercial de Ramdom House?, la empresa editorial que quiso aprovechar el éxito de Gente Normal? ¿Quizás Alice tiene razón en su escepticismo sobre las novelas y habla por Sally Rooney? Lo pregunto porque en mi concepto, Dónde Estás Mundo Bello, es una novela, apenas normal.

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Dónde estás, mundo bello. Sally Rooney. RANDOM HOUSE, 2021.

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