CEPAM
SANADURÍA, MEDIACIONES PARA TEJER SENTIDOS PLURALES DE LA PAZ
Salima Cure
Antropóloga, magíster en Estudios Amazónicos y doctora en Antropología. Integrante del NEPE, Núcleo de Estudios e Investigaciones sobre Etnicidad, del programa de postgrado en Antropología de la Universidad Federal de Pernambuco. Experiencia como docente universitaria. Experiencia en gestión cultural y servicios educativos en el ámbito museístico. Participó como investigadora en el equipo de la Amazonia de la Comisión de la Verdad.
Laura Lema
Co-curadora de “Sanaduría, las plantas de la mediación. Sentidos plurales de la paz en diálogo con comunidades indígenas”. Es licenciada en Ciencias Políticas e Historia de la Universidad Lumière Lyon 2 en Francia, Magister en Historia del Pensamiento Político de Sciences Po Lyon y de la Escuela Normal Superior de Lyon, candidata doctoral en estudios latinoamericanos de la Universidad Lumière Lyon 2.
La exposición SANADURÍA, MEDIACIONES PARA TEJER SENTIDOS PLURALES DE LA PAZ, del Centro de Pensamiento Pluralizar la Paz de la Universidad Nacional de Colombia, que contó con la participación de integrantes del CEPAM, estuvo exhibida en Bogotá, en el Museo Miguel Urrutia del Banco de la República durante los meses comprendidos entre abril y julio de 2023.
La exposición Sanaduría buscaba recuperar sentidos de paz situados territorial y epistemológicamente, en diálogo con miembros de pueblos indígenas y sobrevivientes del conflicto armado en Colombia, con el objetivo de demostrar que el concepto de paz no es unívoco, sino que responde a contextos históricos y a expectativas múltiples. Nos juntamos con Ginel Dokoe quien propició los encuentros en un mambeadero de Leticia; con Mauricio Cuchimba quien organizó las conversaciones en la Tulpa de la Universidad Autónoma Intercultural Indígena (UAIIN) en Popayán; con Iris Aguilar y la gente que convocó en Makú y Uribia; con Pastora Tarapués en el Apotecario “Del Cóndor” en el centro de Bogotá; durante los performances itinerantes de Jairo Palchucán; y en conversaciones con Blanca Valencia y Luis Fernando Álvarez de la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño (ASOVISNA).
De la mano de estas personas aprendimos modos y sentidos históricos de construir escenarios de escucha, reconocimiento, deliberación y entendimiento conducentes a la mediación de los conflictos violentos.
Como un laboratorio, el espacio museográfico exploró sentidos múltiples de la paz en Colombia. Exploramos la paz como Juntanza, Abrir caminos, Enfriar las palabras, Mediar Pa-Labrar y Trenzar comunidad.
Juntanza en el espacio expositivo con Pastora Tarapués. Créditos: Diana Salas, BR
Juntanza es una palabra del Pacífico colombiano. Expresa el arte de saber estar juntos, de reconocerse y crear en colectivo, de recordar y soñar en complicidad, de ofrecer consuelo y encontrar formas para sanar las heridas y los dolores.
La Juntanza es esfuerzo; no se hace de manera espontánea, ni de modo apresurado. Es trabajo perseverante, reconocimiento de las diferencias, invitación a sortear las quebraduras y, sosegadamente, imaginación de futuros que favorezcan convivencias.
Abrir caminos expresa entre los Nasa la relación entre el pensamiento, la palabra y la acción para que un conflicto se transforme.
Para Abrir caminos los Nasa siembran agua; un ritual que implica andar una espiral llevando el líquido en las manos para finalmente depositarlo en una olla de barro. Para Abrir caminos los Nasa hacen ofrendas a la Madre Tierra con hojas de coca, tabaco, frutas, chicha o chirrinche. Cada quien lleva lo que puede, cada gota vale y refuerza las esperanzas para que los propósitos germinen.
Abrir caminos nos acerca. Sin embargo, en el Abrir caminos dejamos de ser los mismos. La andadura nos transforma. Los territorios que hollamos nos alteran. Nos pone en relación con lo nuevo. Se trata de una apertura que construye desde el pensar, el actuar y lo poético: lo colectivo.
Abrir caminos es la convicción de que existen formas de transformación para la convivencia, incluso en las situaciones más aciagas y difíciles.
Encuentros en la Tulpa, UAIIN, Popayán. Enero 2022. Crédito: Isabel Cortés
Mediar labra formas de convivencia y hace posible otros futuros que no pasan por la liquidación del otro. Este trabajo de mediación se hace a través de ciertas plantas. Su uso se acompaña de posturas específicas y de la realización de rituales. Nos junta y abre a la escucha alrededor de la Tulpa o de otros espacios.
La mediación del conflicto entre la Gente de Centro -categoría étnica que reúne diversos pueblos amazónicos- conjuga el acto de sentarse y el consumo del mambe y del ambil. Sentarse es una disposición activa del cuerpo que sirve para reflexionar sobre la actitud que se debe adoptar frente a un conflicto.
En Segovia y Remedios, dos pueblos del nordeste antioqueño, la mediación se hace encontrando palabras que destejen y tejen las memorias del conflicto armado. Hilar fino restaura la memoria digna de la sobrevivencia.
En los Wayuu la mediación se hace a través de los sueños, de Lapü. La ouutsü o sanadora Wayuu conecta, por intermedio del consumo de tabaco, yui en wayuunaiki, con mundos invisibles y seres no humanos. Ellos orientan el uso adecuado de las plantas para proteger y sanar el cuerpo y el espíritu.
Limpiar con la planta de waira, cantar y danzar son acciones pa-labrar el conflicto.
Memorias con los ausentes. ASOVISA. Créditos: Luis Fernando Álvarez
Enfriar la palabra significa convivir con el disenso. En esto consiste el trabajo sabio de los palabreros Wayuu, los taitas Pasto, las abuelas y abuelos Murui, así como las mayoras y mayores Nasa y Camëntsá. Enfriar, endulzar, tranquilizar o mojar la palabra apacigua el conflicto, hace coincidir el pensar con el sentir y transforma las relaciones sociales.
La palabra enfriada acompaña el trabajo mediador. Entre la Gente de Centro, enfriar la palabra es revertir la calentura de un conflicto o de una ofensa.
Entre los Wayuu, tranquilizar la palabra requiere la mediación de la ouutsü a través del sueño. Este trabajo permite al palabrero escoger las palabras certeras para resolver los conflictos.
Encuentros en el Mambeadero, Leticia, 10 de enero de 2022. Crédito: Francy Silva.
Tejer Comunidad, Alewa, entre los Wayuu, es tejer comunidad. Los caminos convocan y hacen dialogar el anasü -mundo visible- con el pulasü -mundo invisible-; así como el tiempo cotidiano con el wayuu sumaiwa que entrelaza presente y futuro.
Es un gran telar en creación constante: los sueños se abrazan con las plantas y la palabra transformadora; los adversarios se encuentran en lo que los une sin perder lo que los diferencia; la paz se pluraliza.
Cada hilo del telar dibuja un recorrido. Arrancar un hilo compromete la urdimbre en su conjunto. Entretejernos es aceptar los hilos que nos componen como comunidad.
Sanaduría es juntarnos, abrir caminos, mediar pa-labrar, enfriar la palabra y tejer comunidad.
Entretejiéndonos hacemos del conflicto una fuerza de transformación social, cultural y política.
Encuentros con Iris Aguilar, Makú, 23 de enero 2023. Créditos Laura Lema
Nido tejido con hojas, ramas y fibras realizado por Jairo Palchucán. 2022. Créditos: Jairo Palchucán