Sitio Ramsar Tarapoto: Realidades y desafíos en su gestión

Liseth Johanna Escobar

Liseth Escobar

Economista, MSc. en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Amazonia. Miembro del Grupo de Investigación Historia, Ambiente y Política (HIAMPOL).

Investigadora

Colombia, país anfibio

En diferentes ocasiones Colombia ha sido descrito como un país anfibio, lo que resulta particularmente cierto si consideramos que aproximadamente el 26% del territorio nacional está cubierto por humedales, considerados como ecosistemas estratégicos para la supervivencia humana y catalogados como uno de los ambientes más productivos del planeta. Además, albergan una alta biodiversidad y prestan una amplia gama de servicios ecosistémicos, desde la provisión de agua dulce y alimento, hasta la mitigación del cambio climático. Entre estos ecosistemas podemos encontrar lagos, lagunas, deltas, manglares, arrecifes, pantanos y embalses.

Lago tarapoto indigenas
Lago Tarapoto, Puerto Nariño – Amazonas. Foto: Fernando Trujillo.

Diversos estudios han demostrado que estos ecosistemas están siendo negativamente afectados a nivel mundial, por eso, su conservación y cuidado representan un gran reto global. Por ello, en 1960 se creó la Convención Ramsar, un tratado internacional que a la fecha cuenta con más de 160 países firmantes, y que ha sido implementado como estrategia global para la protección y conservación de los humedales en el mundo. Con la firma de este tratado los países se comprometen a designar al menos un humedal en la categoría Ramsar, y a aumentar las medidas para su conservación y/o restauración.

Colombia hace parte de la Convención Ramsar desde 1998, y cuenta con 12 humedales designados dentro de la categoría Ramsar hasta la fecha, los cuales cubren una superficie que supera 1.800.000 hectáreas. Es preciso resaltar que los sitios Ramsar son una figura de protección que resulta ser menos estricta que los Parques Nacionales Naturales.

Humedales de Tarapoto

Fuente: Semana Sostenible.

El complejo de Humedales de Tarapoto, ubicado en Puerto Nariño, al extremo sur del departamento del Amazonas, fue designado en 2017. Con 45.463,96 hectáreas (Resolución 1573 del 2017), se convirtieron en el primer humedal Ramsar de la Amazonia colombiana.

En esta clasificación, las Partes Contratantes del Acuerdo operan bajo tres pilares, y asumen los siguientes compromisos: “trabajar en pro del uso racional de todos los humedales de su territorio; designar humedales idóneos para la lista de Humedales de Importancia Internacional y garantizar su manejo eficaz”.

Por lo anterior, la designación de un humedal dentro de esta categoría debería incentivar su conservación o restauración, pero esto no ocurre necesariamente, ya que existen condiciones socioeconómicas y, particularmente de carácter político, que dificultan que la designación Ramsar sea una herramienta efectiva para la conservación de los humedales designados.

gobernanza en sitio ramsar tarapoto

Para el caso puntual de los humedales de Tarapoto su gestión y manejo presenta sus desafíos propios.

Estos humedales hacen parte del territorio del Resguardo indígena Tikuna, Cocama, Yagua, conocido como TICOYA, por lo tanto, la población que habita este ecosistema es mayoritariamente indígena. De acuerdo con el Plan de Vida del Resguardo, los humedales son un sitio sagrado, y también una zona de manejo especial dentro de su territorio.

Adicionalmente, la complejidad biológica y los aspectos relacionados con la ecología del ecosistema y su alta biodiversidad se suman a las características que hacen que el manejo, protección y conservación de los Humedales de Tarapoto como sitio Ramsar, se conviertan en una tarea ardua, no sólo para la población local, sino para las instituciones que han estado involucradas en el proceso de designación, es decir, el Estado, las ONG´s y las autoridades indígenas. 

Considerando los aspectos anteriores, podemos decir que la gestión y protección de los humedales de Tarapoto representa un gran desafío, no sólo a nivel ambiental, sino social y principalmente a nivel político, pues la división política del territorio designado da lugar al traslape entre el área municipal, el área del resguardo y el área designada como Ramsar, como se puede apreciar en el mapa.

mapa tarapoto
Mapa: Fundación Omacha.

Este traslape implica diversidad de actores o instituciones a la hora de gestionar los humedales de Tarapoto, por lo que se hace necesario generar acuerdos y procesos de concertación, antes, durante y después de la designación. Se debe tener en cuenta que la designación fue posible tras varios años de trabajo y actividades de investigación científica, y socioeconómica; proceso que contó con la participación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto Sinchi, Corpoamazonia, Universidad Nacional de Colombia, Instituto Humboltd, la Fundación Omacha, WWF, y el Resguardo Indígena Ticoya.

Para la designación del sitio se requirió investigación científica sobre su biodiversidad, logrando así resaltar sus mayores atributos e importancia ecológica. Adicionalmente, el proceso para la designación contó con participación de las comunidades indígenas y sus líderes, quienes la aprobaron a través del proceso de consulta previa y, posteriormente, a través de la Asamblea WONE.

Una vez designado el humedal, se generó el Plan de Manejo que tiene como objetivo trazar una ruta de acción encaminada a fortalecer su manejo y gobernanza. Lilia Java, coordinadora de la estación biológica de la Fundación Omacha en Puerto Nariño, nos informó que se han venido implementando actividades del plan de manejo en el marco de tres líneas de acción: fortalecimiento de capacidades de gobernanza, control y vigilancia, y fortalecimiento de capacidades productivas.

Dentro de las actividades que se han ejecutado hasta la fecha, Lilia destaca las siguientes: capacitaciones en legislación indígena y sistema general de participaciones, talleres de formación para guías locales, enfocados en avistamiento de aves y observación responsable de delfines, creación de un punto de control y vigilancia en el lago correo, y la continuación del programa de monitoreo pesquero en el Lago Tarapoto.

Pesca en puerto nariño amazonas
Pesca en Puerto Nariño, Amazonas. Foto: Daniel Baena.

desafíos de gobernanza

Diferentes líderes del resguardo Ticoya coinciden en que se requiere mayor participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones en el territorio, pues no siempre hay suficiente participación de la población de las diferentes comunidades en la toma de decisiones, y los proyectos que finalmente son ejecutados no necesariamente se traducen en mayor bienestar para las comunidades y el territorio.

Por otro lado, Marcela Franco Jaramillo, consultora de WWF, nos habló de los retos a los que se enfrentan las organizaciones no gubernamentales a la hora de ayudar a las comunidades a ejecutar las actividades para dar cumplimento a los planes de manejo:

“Cada lugar tiene unas particularidades que hacen que un Ramsar tenga un impacto positivo en la gestión del territorio o no lo tenga. En el caso de Tarapoto hay una gran ventaja y es que son un sólo resguardo, por lo que debería ser más fácil generar procesos de concertación y diálogo, no sólo con las organizaciones, sino entre ellos mismos. En el caso del sitio Ramsar Estrella Fluvial en Inírida son cinco resguardos, generar concertación allá fue muy difícil porque entre las autoridades territoriales ni siquiera se hablaban, pero hoy ellos tienen apropiada la figura Ramsar y tienen una mesa de trabajo consolidada, con poder de decisión y manejo de su propio territorio, eso es algo que todavía no ocurre en Tarapoto”.

Puerto Nariño Colombia
Puerto Nariño. Foto: Yohana Pantevis.

Tanto Marcela como Lilia coinciden en que la falta de compromiso e inversión económica por parte del Estado en la gestión de los humedales dificulta que la figura Ramsar sea una herramienta clave a la hora de fortalecer la gobernanza de estos ecosistemas, así lo manifestó Marcela Franco: “hasta ahora el Estado no tiene la obligación de destinar presupuesto para la gestión de los humedales designados, como sí lo tienen los Parques Nacionales Naturales. Tener una designación Ramsar es un buen punto de partida, pero no es suficiente para mejorar la gobernanza, pues se necesitan acciones definidas, compromiso e inversión económica por parte del Estado, y que las comunidades se apropien de los procesos”.

conclusión

Es preciso mencionar que el hecho de contar con un humedal en la categoría Ramsar puede convertirse en una herramienta importante de gestión ambiental, siempre y cuando se genere diálogo entre las comunidades base, se establezcan metas y compromisos concretos, exista apoyo institucional, tanto de las ONG como de las instituciones gubernamentales, institutos de investigación y la academia.

Finalmente, Lilia Java afirma desde su posición como líder indígena del resguardo, que la participación de las comunidades locales a la hora de implementar los planes de manejo es fundamental, ya que con el apoyo adecuado estos ponen al alcance herramientas que pueden ayudar a mejorar la gestión del territorio en el mediano y largo plazo.

Tarapoto Amazonas
Foto: Fernando Trujillo.

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